Los huilliches (mapudungún, gente del sur) son un pueblo originario de Chile, poblaron desde el rio Tolten hasta el Golfo de Reloncaví. Presentaban mayor desarrollo cultural que los Mapuches con mayor capacidad militar , en cuanto a su religiosidad tiene gran importancia los alwe, que son los espíritus de los muertos, que ellos entienden como los espíritus de los antepasados.
Su vestimenta consistía en prendas tejidas con lanas de oveja y cuero de vacuno (tamangos), sus ropas eran tejidas en lana y mantas a telar teñidas con fibras vegetales, esta labor era exclusiva de las mujeres.
Las viviendas, semejantes a las rucas, eran confeccionadas con varas y tablas cubiertas con ramas y orientadas hacia el este, estas duraban entre 10 y 12 años.
Sus alimentos principales eran la papa, el maíz y el poroto, pero también cazaban, pescaban y recolectaban mariscos y algas marinas.



 
   

           




SELK´NAM

En la isla grande de Tierra del Fuego habitaban los Selk'nam, llamados Onas u "hombres del norte" por sus vecinos Yámanas.


Desconocían el arte de navegar, vivían de la caza de guanacos, zorros y aves; recolectaban huevos y gran cantidad de vegetales silvestres. En los roqueríos costeros pescaban, mariscaban y cazaban animales marinos.
Vestían una capa de cuero de guanaco o zorro previamente curtida. Si había mucha nieve, cubrían sus pies con cuero.
Las creencias mágico-religiosas eran complejas. Presididos por el chamán, practicaban varios ritos de pasaje (el paso de una etapa de la vida a otra). La más importante era el hain y se realizaba cuando los hombres y mujeres pasaban de la niñez a la pubertad.


En estos rituales y también en la vida cotidiana se pintaban el rostro y el cuerpo con rayas y motivos geométricos de distintos colores, principalmente rojos, blanco y negro. Empleaban pigmentos para denotar un estado de ánimo, agregaban motivos azules, verdes y amarillos para mostrar su condición de solteros, casados o viudos, respectivamente.

Debido a la remota ubicación geográfica, fue una de los pocos pueblos originarios que pudieron mantener su cultura durante mucho tiempo. Se calcula que en 1880, al llegar el hombre blanco, había una población de 5.000 onas; en 1905, de 500, y 50 en 1920. Hoy solo quedan unos pocos descendientes.


 







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